El destacado neurocientífico y profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner, quien propuso en el año 1983 la teoría de las inteligencias múltiples, hace poco afirmó en un reportaje que los mejores profesionales son siempre excelentes, comprometidos y éticos. La declaración repercutió con fuerza en distintos medios y redes, puesto que vincula de modo directo la competencia y calificación con aptitudes humanas y sociales.
En las empresas cooperativas no es nueva la consideración de pautas de conducta edificantes en el ejercicio de la actividad profesional, por el contrario, constituye una constante que es intrínseca a un modelo empresario consustancialmente arraigado en valores de ayuda mutua, equidad y solidaridad.
Ya sea que se trate de una cooperativa de primer, segundo o tercer grado, cualquiera sea su objeto social, requiere para la orientación y expansión adecuada de sus actividades, condiciones de dedicación, honradez y prudencia en el cumplimiento de las tareas encomendadas a los profesionales convocados por los consejos de administración cooperativos.
En el caso particular de las cooperativas de servicios públicos, dada la vastedad y complejidad de sus prestaciones, precisan para su funcionamiento del acompañamiento y asistencia de profesionales en ciencias económicas, ingenieros eléctricos, civiles, en higiene y seguridad, en telecomunicaciones y en sistemas, abogados, comunicadores sociales, diseñadores gráficos, arquitectos, bioquímicos y médicos, sin que esta enumeración sea taxativa y pudiendo variar según sean los servicios prestados, suministro de energía, de agua, saneamiento, internet, banco de sangre, telecomunicaciones, etc.
A su vez, las mismas necesidades profesionales se proyectan al ámbito de las instituciones de segundo grado que las nuclean, en éstos espacios asociativos además de contar con equipos profesionales específicos, se produce la sinergia derivada de la acción conjunta, de la experiencias empresariales y técnicas de cada cooperativa particular se nutre el asesoramiento y apoyo común que brindan las agrupaciones federativas.
Por otra parte, a los fines de analizar el contexto en donde aflora la integridad característica del profesional cooperativo, es preciso considerar que esta condición es en buena medida moldeada por la necesidad de trabajar en equipo, para aspirar alcanzar los resultados esperados en cualquier proyecto vinculado a la prestación de servicios esenciales, lo que supone ineludiblemente la generación de vínculos armoniosos y el empleo de una adecuada comunicación con las personas con las que interactúan.
Del mismo modo, la responsabilidad social empresarial que distingue a las cooperativas de servicios, también incide en el perfil de profesionales que actúan en su entorno, en razón de haber sido erigidas por las mismas comunidades que las albergan, la práctica de acciones ligadas a una mejora del ambiente humano en el que se desarrollan constituye un rasgo representativo del tipo de empresa y se manifiesta de modo ostensible en la dedicación del personal que se desempeña en las mismas.
A pesar de no haber agotado la suma de reflexiones que el contenido del artículo amerita, finalizamos el informe con una frase de la conocida escritora y activista estadounidense Hellen Keller: “El mundo no se mueve únicamente por los poderosos impulsos de los héroes, sino también por la suma de los pequeños empujones de cada trabajador honesto”.